¡¡¡ LAVANDO LA ROPA A MANO !!!
***Versos de la Rosa***
*Riachuelos*
Como pules con la mano las piedras de ese lavar
señora del agua limpia que enjabonas tu enlajar,
en el riachuelo te afanas con refriegues del lavar
restregando los ropajes con arranque y voluntad.
*Lavanderas*
Cuenta esposo mi fatiga para enjuagar mi sudor
con trabajos de trajines que sólo activa el pudor,
cuando yo lavo mi ropa del hambre de mi pasión
refriego con jabón verde la primicia de ese amor.
*Riachuelos*
Excelsa mujer de antes matronas del buen lavar
cariñosas como amantes con secretos de afanar,
frotando ropa de lino desde un pronto amanecer
con embarazos de entregas en tálamos de nacer.
*Lavanderas*
Con la sosa y con manteca se cuajaba este jabón
que enjabona unos trapos de humilde trabajador,
con mi fatigar de manos que frotan la compasión
lavanderas de riachuelos que me alivian el sudor.
*Riachuelos*
Cuando lavaba una madre sudaba gotas de llanto
cuando el agua se lleva el jabón que va sobrando,
para enjuagar mi aflicción volcada desde su alma
lavanderas de ternura que al arroyo bien encanta.
*Lavanderas*
Jamás gimotees matrona de geniales lavanderas
con las manos sin pintar con matiz de casaderas,
que no imagina mi envidia reciedumbres de valor
aunque la madre lavara por hambre sin deshonor.
*Lavadoras*
Hoy lavan las lavadoras después de escasos años
la mujer hoy no refriega la colada con sus manos,
esa máquina la redime de las fatigas de su familia
pero dejando sin alma la esencia de su ministerio.
Autor:
Críspulo Cortés cortés
El Hombre de la Rosa
02 de mayo año 2020
Comentario de autor:
Lavando la ropa a mano, vivieron nuestras madres abuelas y las demás mujeres en todos los pueblos de España no hace tanto tiempo.
Cuando volví de la emigración, después de pasados treinta y cinco años de la Guerra Civil, en Belalcázar un pueblo de 10.000 habitantes de la Sierra de Córdoba, donde vivía con mi esposa, no había cuarto de baño ni lavadora, ni lo había en ninguna otra casa del pueblo, todas las necesidades se hacían en el corral encima del abono de las bestias.
Todo se hacia a mano, las mujeres iban con coladas de ropa sucia al lavadero ó al río y allí las lavaban a mano.
En el año 1975 yo mismo, instale en Belalcázar el primer cuarto de baño.
Todo el material excepto el cemento, arena y agua lo traje de Santander, donde tenia un taller de calefacción y fontanería.
Sólo hace cuarenta y cinco años en los pueblos de España las mujeres lavaban a mano las ropas de sus familias.
Ellas se merecen el Premio Nobel como esposas y madres.
El Hombre de la Rosa