« BODA GRIS »
Nunca supo en qué momento se sintió atraída por aquella mirada de tez morena,alto, de ojos pardos,carnosos labios, y cautivadora sonrisa.
Fue uno de esos días, que cansada de la misma rutina de ver día a día como sus hermanos se entregaban al vicio del alcohol, y la droga. Salió a caminar descalza por la húmeda arena, del cercano mar. Mientras la fresca brisa jugueteaba con su encrespado pelo, su mente divagaba buscando la manera de ayudar a sus hermanos para corregir la senda errónea que estaban siguiendo.
Sus menudos pies que coquetos, y pausados se deslizaban por la fresca orilla, ajenos a las inquietudes, y pensamientos de su dueña, recibían caricias tiernas de la salubre espuma que en cada ir y venir le dejaba sublimes y refrescantes ósculos. Las suaves y ligeras huellas que estampaban sobre el húmedo grano, eran borradas por el continuo vaivén de las inquietas aguas
El sol radiaba con todo su esplendor, para ver de lejos tenía que hacer sombra con sus manos a la altura de las cejas. Fue así que alcanzo a ver la figura masculina de cautivante sonrisa que muy atento la observaba. Al encontrarse las miradas, un frío recorrió su cuerpo, para transformarse luego en una ola de calor ruborizándole el rostro.
Ahora era el día de su boda, una mañana de invierno, de persistente llovizna, oscura y gris. Se le veía hermosa, con una sonrisa radiante que iluminaba el templo, donde se casaba. Tez rosada, pequeña cintura, grandes ojos, negro como el color de su ondulado cabello, En su rostro resaltaba un pequeño lunar, que adornaba sus mejías, delicadas y sonrientes
Llevaba puesta sobre su cabeza una peineta adornada con pequeñas flores margarita, tejida por manos expertas que al verlo de lejos dejaba la sensación de ser naturales. Era un delicado detalle que con mucha gracia armonizaba con el blanco humo del sencillo, gracioso pero elegante vestido de novia que ceñía su frágil y armonioso cuerpo, resaltando su hermosa figura
Caminaba sujeta con firmeza, del brazo, del padrino que la sentía nerviosa en cada paso que daba camino al altar.
A su paso dejaba una fragancia de agradable aroma que invadía los sentidos.Se casaba, llovia.Y ¿sus hermanos?, pensando en ellos sufría,la llovizna entristecía el día
Paso a paso se acercaban, y una mezcla de sentimientos, surcaban por su mente, no sabía si reír o llorar. Quizás tal vez conjugaría ambas cosas al final de todo.
Autor : Francisco Oliva Quiroz
Dotremon
Fecha : 05 de mayo
Año : 2020