Bajo el misterio de la noche oscura, he besado y mordido tus labios, me he embriagado con ellos, de una sutil irradiación de luna.
Oh tus besos divinos, que boca que destila infinitas delicias, y tiemblan nuestros cuerpos, como dos pichones asustados.
Cuando el beso, cambia tu rostro, y gimes como un niño inquieto, pidiendo que te bese mucho mas, ya que para ti no hay nada igual.
JOSE RAUL
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