No osfendais, querida señora, porque ésta vez a vuestro oido llega el verso amante del que en vos adora, las formas, sólo de una estátua griega.
Dejad que mi pobre alma esculpa, vuestro perfil olimpico de diosa, con cinceles de amor. ¿Tengo la culpa que yo sea artista y vos hermosa?
Arte soy, vos toda una belleza, y dejaros de amar fuese un ultraje,, grabaré mi nombre en la corteza, y dormiré bajo el follaje.
A mi me place la incertidumbre, que molde fue el que vació vuestra hermosura, ¡Bajo el golpe traidor quiero morirme, como Cesar, al pie de una escultura.
JOSE RAUL |