Fué una noche de amor, noche de alegría, de canciones sonoras y vibrantes, de besos prolongados y abrasantes, que me queman el alma todavía.
La música, el licor y la alegría, me llaman con voces incitantes, me sacan a bailar al instante, todo era una fiesta esa noche.
De pronto, una mujer joven y bella, febril, y con una copa en una mano, apareció ante mi como una estrella, me de dió de beber de su propia copa.
Ya no sé mas de la mujer aquella, que trato de olvidarla en vano, pero la música de aquel piano, siempre me la recuerda a ella.
JOSE RAUL
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