Techo
Llevo a la espalda abrumador el techo de la alcoba en que amante fui contigo; él, tan etéreo entonces, fue testigo de cuanto aconteció sobre mi lecho.
Lo sentía en mi piel, como al acecho de la próxima acción, íntimo amigo instigador, a quien escucho y sigo, horizontalidad que no desecho.
A tu renuncia y fin de nuestro pacto, mi fe se desplomó, perdí el contacto, y mi alcoba quedó glacial, vacía.
Sentí como si el techo se me hundiera, el techo, que tan bien nos conociera, y sobre mí lo llevo todavía.
Los Angeles, 13 de septiembre de 2009
Francisco Alvarez Hidalgo.
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Buenos dias y la verdad con lluvia, viento y frio...ya lo dije,
el tiempo de las castañas los boniatos y batatas.... bueno
buscare algo en la despensa por si encuentro algo, feliz dia.
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