Aún quiero rescatar del recuerdo
tus manos que al aire dibujaron
caricias de otoño en mi piel;
el pincel del tiempo
ha desteñido con ausencias
todo lo que una vez fuimos.
Un sabor de olvido
me invade las entrañas,
una tristeza renace de la nada
recordando que no estás
que te llevaste toda mi esperanza.
Desnuda estoy siempre
con esta carencia de tu boca,
de tus dedos circulando por mi espalda,
de ese amor que murió en el ocaso;
desnuda de besos y de quimeras.
Los días van descoloreando la vida,
todo es silencio, todo es rutina,
y detrás, de lado y donde vaya
la soledad interminable de los años
agazapada entre las paredes.
El corazón me pregunta por ti
y yo no sé a quien preguntarle,
hoy todo te niega,
solo la flor marchita me habla
cuando la tomo entre mis dedos
y me dice que un día la besaste
para traerla a mí.
Nada es lo que queda de nosotros
un vacío gris me puebla el alma,
cierro este capítulo una vez más
de esta historia sin final
para dejar brotar de las lágrimas
otro adiós que el mar se llevará.
MARÍA JOSÉ