Para olvidarte tendría que borrarme la memoria
tendría que morir y nacer nuevamente
con otro rostro, otros pensamientos,
con otro nombre, otro cuerpo,
pero más que nada con otro corazón
que pueda despojarse el amor fácilmente,
así como tú me arrancaste de ti en poco tiempo,
...así es el amor cuando no tiene piedad,
cuando quiere irse así sin más, sin decir nada.
Pero para olvidarte es tan imposible
como querer odiar tu recuerdo,
como querer evitar las lágrimas
que riegan el papel cuando te pienso,
cuando todo me recuerda a ti,
en estas horas en que antes estábamos
yo sentada mirando la montaña y tus ojos,
tú enviándome besos al vuelo y tu te quiero.
Quiero evitar este dolor que hoy me traspasa,
quiero cobijar dentro del alma
esta ilusión que muere, este sabor de ti que añoro
pero todo se vuelve imposible amor, para olvidarte
para desterrar de mi piel cada sueño
que tú trajiste una vez hace tanto tiempo,
y que hoy el rencor se ha llevado lejos,
dime tú como se aprende a morir con el amor dentro.
Siguen pasando las horas sin que nada cambie,
sin que el sol amanezca distinto,
sin que la luna deje de estar oculta,
todo tiene un tono grisáceo, seco,
y yo esperando por si acaso que vuelvas…
o que tu voz quiebre mi silencio…
que tonta soy, que ilusa, no tengo cura,
para olvidarte nadie me enseñó como hacerlo,
y para odiarte es aún más imposible
porque aún tengo este corazón de terciopelo.
Ay amor, cómo quisiera borrarlo todo,
esas palabras que no debieron decirse,
ese orgullo que se va haciendo abismo,
esas dudas que mataron el amor y la espera,
pero hoy estamos demasiado lejos,
para volver atrás, para perdonarnos,
si es que hay algo que perdonar entre los dos,
antes de que muera al fin este poema
te lo diré como ayer antes de que te fueras
Antes de que el olvido llegue a vencernos,
para olvidarte debería decirte que no te amo,
que no quiero volver más a verte,
que te odio como una vez te quise,
pero tú conoces mi corazón más que al tuyo,
que la verdad de ese amor sigue latiendo,
entre tú y yo eternamente… dime que no amado...
y entonces sí podré olvidarte para siempre…
MARIA JOSÉ