QUÉ PUEDE PASAR

¡Qué bonito es el amor
y qué bonito se nos pinta
cuando detrás de una mirada
se dibuja una sonrisa
y más allá, la carita ilusionada
de un ángel con sus flechitas!

Ahí, ahí es
cuando el niño de los ricitos
te ha clavado su dardito
y tu enamorado fuiste

la diana de su arquito.
Y sonríes a lo tonto,
aunque el suelo se derrumbe,
y el humo de la lumbre
te va quemando de a poco.
Y sueñas cosas románticas,
te pones ropa extrambótica,
escribes frases caóticas
y te vuelves melancólico.

Yo, por poner un ejemplo,
cuando una tía me mira,
siento que mi corazón palpita
y me vuelvo medio memo.
La cara se me enrojece,
las piernas se me tiritan
y lo que estaba diciendo,
en susurros se va convirtiendo,
empezando a bajar la vista
y acabando como un zoquete.

Ahora mismo, mientras te hablo
ya noto los susodichos efectos.
Porque sé que me estás mirando,
y no puedo quedarme quieto.

¿Será que ha venido ya
el de las flechas nombrado,
el travieso querubín
que no se aparta de mi
y sus saetas ha clavado
en mi corazón sin avisar?

Si,
puede que si.
En fin,
si tu te has fijado en mi,
y me sigues sonriendo,

dos opciones tengo:

salir pitando de aquí

o decirte lo que siento.

De momento, como ves,

elijo el segundo pensamiento.

COMUNERO