Yo seré ya vieja cuando mi hijo sea un hombre.
Y, cuando salgamos a pasear juntos, de gusto me pondré
más encorvada para que así a mi lado, él parezca mas
gallardo. Seré una viejecita llena de mañas.
Aprenderé a tropezar para que él me sostenga; me
fingiré fatigada para que me dé el brazo y me diga
con voz suave:
-- ¿ Te has cansado, mamá ?.
Y las muchachas, que con toda seguridad estarán
locas de amor por él dirán:
--Esa señora bajita, que va del brazo de ese
mozo tan arrogante, es su hijo.
¡ Y yo voy a tener un orgullo...!
Juana de Ibarbourou.
Poetisa uruguaya.