EL BRILLO DE LA NAVAJA.
NADIE. NADIE LE DIJO QUE ESTABAN EN CAMINO.
NADIE. NADIE LE CONTÓ QUE LE ESTABAN BUSCANDO.
BRILLÓ LA HOJA DE ACERO A LA LUZ DE LA LUNA.
GRITARÓN SU NOMBRE.
FUÉ UN GOLPE CERTERO. NO HUBO LUCHA.
Y ALLÁ EN SU PECHO SINTIÓ
EL FRÍO DE LA NAVAJA HASTA SU CORAZÓN.
NO LE DOLIÓ. SIMPLEMENTE SINTIÓ MIEDO.
Y SE DESPLOMÓ EN EL SUELO SIN FUERZAS
MANANDO LA SANGRE POR SU HERIDA ABIERTA.
SOLO TUVO TIEMPO
PARA DEJAR EN EL AIRE DE LA NOCHE
EL MAS PROFUNDO DE LOS RECUERDOS
EL MAS DULCE DE LOS TEQUIEROS.
SOLO TUVO TIEMPO
PARA MUSITAR MUY DESPACIO UNA CANCIÓN.
Y ALLÍ EN EL ASFALTO QUEDÓ INERTE.
NO LLEVABA EQUIPAJE. NI TAN SIQUIERA UN ZURRÓN.
ARRASTARBA LA VIDA, DE DÍA,
AYUDADO POR EL CALOR DE UNAS MANOS AMIGAS.
SOLITARIAS Y FRIAS LAS NOCHES
COMO EL PAVIMENTO DURO Y FRÍO
MANCHADO DE SANGRE
DONDE YACÍA AHORA TENDIDO.
NADIE. NADIE LE DIJO QUE ESTABAN EN CAMINO.
NADIE. NADIE LE CONTÓ QUE LE ESTABAN BUSCANDO...
Ramón Pierrá
raMÓN