La tierra gime lentamente,
de su ahogo depronto saca una vocanada sin voz,
agrieta profundamente el corazón de todos
para hacernos el llamado urgido del respeto a ella misma,
a nuestra Madre Tierra...
si volvieramos los ojos y miraramos con ternura su vientre que nos da la Vida,
y miraramos detenidamente el cesped donde respiramos,
si volvieramos el alma y sientieramos lo que ella siente,
seguro dejaría de agriertarnos el corazón!
Los mantiales merman su precioso líquido, los polos se deslien, precisan del
raciocinio nuestro, precisan y todos lo sabemos....
No he de morir descalza sin pronunciarlo, sin repetirlo,
el eco ha de llevar voces y en ellas el canto y mil adioses,
que lo sepa yo, que lo sepas tú, que todos esten enterados,
que no se muera la tierra,
que reviva todo lo que de ella emana que es VIDA!