LEAMOS POESÍA
Convencer a alguien
para que lea lo que tu escribes,
no es cosa de una tarde,
ni de un día,
ni de un mes,
ni de un año.
Suele ser cuando el que escribe
entrega lo que dice
para que tu u otro
sientan lo mismo que él sintió.
Y eso no es algo sencillo,
más bien es algo complicado.
Tienes que estar inspirado.
Dejar que bajen las mujas
que viven allá en lo alto
y te vayan susurrando,
al oído,
medio soñando,
palabras que no guardan mucho sentido
pero al irlas concatenando
parece que vas pintando
un cuadro.
Unos crean abstracciones,
otros hablan de bichos,
otros de nubes,
otros de pájaros y flores.
Otros tratan de cantar al amor,
y lo pintan de mil colores,
a veces, leerás y sentirás
que hasta tienen música por dentro
y emociones tan fuertes
que casi las podrás tocar
o incluso ver.
Yo,
como aquí puedes comprobar,
suelo escribir como soy,
lo que veo y lo que oigo
es mi realidad, mi momento.
Si estoy triste,
al escribir, hasta lloro.
Y si por el contrario,
estoy contento y quiero reírme,
me convierto en ese títere
que se mueve como un péndulo.
Pero lo más bonito de todo,
me refiero,
de leer poesías,
es la libertad
que a uno dan,
que hasta el alma se te escapa
y sueñas que eres el mismísimo poeta
que las escribió.
COMUNERO