Oh, pedacito de cielo,
primavera en mi vera,
hoy quiero contarte que en todo este día
se ha conservado el aroma fresco de la mañana
porque al amanecer desperté con tu voz
y porque otra vez haz viajado en la luz
y te haz filtrado por mi ventana
como el naciente sol de horas tempranas.
Oh, pedacito de cielo,
mi dulce consuelo,
hoy quiero contarte que en todo este día
pude escuchar tu voz susurrando en el viento
y mi turbado ser supo que tu ser
iba junto a mi guiando mis pasos,
cual si fuera el ángel que siempre nos guarda.
Oh, pedacito de cielo,
primavera en mi vera,
hoy quiero contarte
que a mi corazón lo tengo de fiesta,
que percibo en ti un nuevo amanecer,
que advierto en ti la ternura y la pasión,
que absorto en ti no paro de soñar
y que aún a riesgo que me hagas llorar
en todo aquello que nos falta vivir,
aún así no he podido evitar
que mi ser, de tu ser,
se llegue a enamorar.
Oh, pedacito de cielo,
mi dulce consuelo,
hoy quiero decirte
que yo soy aquel que a lo lejos
te contempla y te admira,
que yo soy aquel que a lo lejos
te añora y suspira;
entonces, te entregaré el amor que guardé para ti
antes de conocerte
y tú te volverás mi dueña y yo seré tu sombra,
y me proyectaré por donde vayas
y alejaré de ti la soledad;
entonces, tus palabras que viajan en el viento
serán siempre mi alimento,
y mi voz se tornará en el eco
que cantará en el camino
recitándote mis versos
hasta unir nuestro destino.