DEDICADO
A la vida que rueda y rueda
con refrescantes caricias
las angustias de aquél
que esperando desespera.
Y resuelve los enigmas
que el amor esconde a ciegas
y se para y se templa
cuando algo la atormenta.
A la vida en universo
de miradas inconclusas
que respetan los recursos
de los que caminando buscan.
A tus ojos que son vida
que a mi alma la desarman.
Porque tienen esa chispa
que me queman y me matan.
Son los ojos de mis sueños
que me llenan y me llaman,
que me dicen tantas cosas
sin decir ni una palabra.
A tus manos que son mías.
A las caricias que nos damos.
Un festín en la comida
de sentimientos, abrazos y contactos.
A tus manos, la tibieza
de los nervios del amor
en el lecho de la magia
entrelazados tu y yo.
No te vayas, no te oigo.
Vuelve a leer lo que he escrito.
Que mi alma se derrumba
y yo caigo ante tus pies
cual soldado de una guerra
derrotado y sin cuartel.
Que estos versos que dedico
van volando sin saber
si llegarán a su destino
o si se olvidarán después.
COMUNERO