EL DIABLO CELOSO
Supe de tu existencia
al momento que te conocí.
Hasta entonces no hubo día
que pensará en tí así
como ahora, como hoy.
Fue una tarde de invierno,
en la calle de la Muerte,
cerca del 2 de Enero,
cuando creyéndome engañado
maldije mi suerte,
di una patada al bordillo
y cansado te busqué.
Y fueron pasando las horas
y fueron pasando los meses,
llegué incluso de noche
a olvidar que yo te quise
cuando antes me moría.
Y conocí el silencio,
los abrazos del aburrimiento
que se esconden cuando ya
no sabes qué hacer.
Solo pensaba
que caería en un pozo
y cuando tocara fondo
volvería a renacer.
Si, como el Ave Fénix
cuyas cenizas contienen
el elixir de la misma vida.
Y así fue,
a lo más bajo llegué,
me arrastré,
supliqué,
esperé y esperé
hasta que al final
resurgí.
Subí el periscopio,
miré al objetivo
y bien escondido
un malicioso plan
urdí.
Ya que no podías ser para mí
no serías de nadie más.
Creé varios personajes,
enamorados, tristes,
listos e ignorantes,
algunos, umm,... creo que
los hubiera retocado un poco,
pero todos hacían lo que yo mandaba,
el papel que yo quería
y lo que yo quería era
que los odiaras a todos.
Que no te bastara con nadie,
que en ellos encontraras taras,
fallos,
desencantos,
y agobios.
Si,
creo que lo conseguí.
Del Infierno yo salí
y el Infierno me gané
y cuando piensas en mí,
más medallas me pondrá
mi único Rey,
Lucifer.
¿Sabes quién soy ya?
Soy la mosca de la sopa,
soy el pelo de tu lengua,
soy la rata que se arrastra
para que dés un traspiés.
Soy la desgracia
y por más que no lo quieras
estaré siempre detrás,
a la espera
para reírme de tí.
Si en un lado hay un ángel
yo soy el diablo del otro.
Si algún servicio solicitan
llamen al 666,
y pregunten por EL DIABLO CELOSO.
COMUNERO