Cuando me nombres
recuerda como mi lengua
llegaba al alma de tu sexo.
Recuerda como nos revolvíamos
hasta que el suelo nos recibía abrazándonos.
Cierra los ojos,
extiende los brazos,
abre las manos,
e imagina que rozas mis pechos.
Si nombrarme provoca
que tu diferencia se extienda, gírate y
reduce tu hombría sin vergüenza.
_MAREA_