Mientras la luz del candelabro tiembla, empequeñecida con ráfagas
de viento, miro a lo lejos cortando la tiniebla, cuaderno y pluma, nostalgia,
abundamiento.
---Luego: tú rostro se dibuja entre neblinas. Nebulosas, causales del
recuerdo, y se llueve pausado en la pupila sin murallas al correr del tiempo.
--- Puedo volar: pero mis alas temblorosas, sugieren distantes las
orillas, quizás hastío, cansancio. rúas sin horizontes me llevan hacia el
polvo del camino.
---Todo se va muriendo a cada paso, las estelas del mar se difuminan
se pierden con la inercia y el espacio, a través del tiempo,
---Tal vez mi pluma se estanca de silencio; y melancólica: sigue el
camino que a la vez concuerda, rielando en la distancia y los vacíos. Por eso
es que mis letras invisibles, necesitan matiz y florecer, más falta lluvia en
las arenas del desierto.
---¿Le falta fuego al sol? !No! !Arderían los campos sin descanso!
Entonces sólo luz en la materia gris, inspiración, o una minúscula
gota de rocío que humedezca con su beso las ideas.
---Un abrazo de viento sería mejor que nada, cuando la tarde ciñe
sangre por los cielos y el mar, herido por una espada fluorescente se contagia de
agonía, perpetrándose la ausencia.
---Cualquiera necesita de un modelo, como el pintor, orfebre u
artesano, una imagen creada, imaginaria, a la estatúa de la soledad se vuelca el
verso, y todo este ángulo vicioso deja caer maderos de naufragio.
Mariam