CEGUERA
Hay un viento
siniestro
que recorre
las calles
de nuestra ciudad,
y cuando llega
al final
en tu puerta
sediento,
para
a descansar.
Y se le oye
tomar aliento,
medio vivo
medio muerto,
medio ánima
moribunda
que con voz
trememunda
parece roncar.
Y los perros
callejeros
muertos de miedo
se ocultan
entre tablones
de albañiles
trabajadores
que dejaron
olvidados
en un solar
sin acabar.
Yo pasaba
tapadito
hasta la cara
y le oí
ronronear.
Soy el viento
del aliento
de los amores
que me encuentro
y te pido
COMUNERO
ven conmigo,
te lo ruego.
¿Qué me quieres
viejo amigo?
Cántame
un villancico,
una copla,
un estribillo,
que la dama
de la ventana
no la quiero
ver llorar.
Y con verla
me enfurezco
y soplo
como un demonio
y a todos los que me encuentro
les hielo
las manos,
la cara,
el corazón
y los sentimientos.
Amigo
querido.
No lo hagas,
no hagas eso.
Tu amada
no llora,
ni ríe,
ni mira.
Tu querida señora
no es sorda
ni es muda
ni está loca.
Tu amada señora
lo siento,
amigo viento,
es ciega.
COMUNERO
Assunto anterior
Primeira 