A JUAN SALVADOR GAVIOTA
Bajó del cielo volando
no sabía cómo caer,
al principio despacio
y a toda velocidad después.
Tenía prisa por llegar
el viento quemaba su piel
cerraba los ojos de vez en cuando
y los pájaros decían:
¿Dónde vas? ¿Estás loco?
Era tan joven, tan guapo,
tenía la tierra a sus pies,
no importaba comer,
ni beber,
ni seguir a los demás,
era él y la perfección,
algo distinto a los demás.
Y seguía el descenso
tan raudo y tan dispuesto,
tan alegre, tan convencido
que las rocas de allá abajo
no serían impedimento.
En uno de esos momentos,
casi cuando estaba llegando
miró de reojo a un lado
y sus blancas plumas
empezaban a tomar un brillo
que no era normal.
Tanto brillaban, tanta luz desprendían
que en cierto modo, parecían
transparentes como el agua,
como el aire que se respira,
como un meteoro que cruzara
la noche infinita.
Juan Salvador Gaviota.
Capitán de los Románticos,
defensor de los nostálgicos,
dueño y señor de los que imaginan
un mundo de ideales, mejor.
El estandarte a perseguir,
un amigo para mí,
un maestro para todos,
en mi mente sigues presente,
en mis sueños y en mi vida.
Seguirte voy a seguirte
volando como tu hiciste
hasta final de mis días.
COMUNERO