TEATRO - A FLOR DE PIEL

TEATRO

Siempre se lo decía,
siempre se lo había dicho,
todo lo que veía,
todo lo que había visto,
eran siempre sus sonrisas
las estrellas de sus ojitos
los oyuelos en sus mejillas,
su rubor, al mirarla fijo.
Y ella siempre soñaba
que quería vivir con él,
dormir con él,
amar con él,
darle todo lo que pidiera,
su amor, sus ansias, su corazón,
sus deseos, su vida entera.
Sin secretos,
sin dudas,
perdiendo en algún momento la cordura,
convirtiéndose en un alma pura
que saliera al encuentro de él.
Y se buscaban entre la espesura
de ese bosque maravilloso
donde los besos vuelan y vuelan
invitando a cerrar los ojos.
Y se vieron, y se encontraron,
y se abrazaron como niños en un colegio.
Él sobre un blanco caballo,
y ella, princesa de blanco, para él.
Y unieron sus dedos, entrelazando sus manos,
y cuando ella le miraba,
él se hacía el despistado.
Era como estar leyendo un libro,
o como si contemplaras un cuadro,
con dragones y castillos,
con buenos y malos.
En silencio, con agrado,
tan entretenido y tan embobado
que nos gustaría a nosotros vivirlo,
ser aquellos dos personajes, los mismos,
llevar el protagonismo de esa novela,
y escuchar la melodía al final
cuando el telón empieza a bajar
y los espectadores silbamos,
aplaudimos y gritamos:
¡¡¡BRAVO, BRAVO, UNA OBRA GENIAL!!!

COMUNERO