PACTAR CON EL DIABLO
Dígame, señorita,
¿en qué la puedo ayudar?
Verá usted, caballero,
vengo a por un veneno
que me han dicho que usted vende
y yo lo quiero comprar.
¿De qué veneno me habla?
No sé, me dijeron una vez
que los tiene almacenados.
¿Almacenados?
Si.
Pues quien se lo haya dicho,
está muy equivocado.
Ah.
Los venenos que yo vendo,
no son de guardar en frascos.
Son caricias, pasiones, sentimientos,...
que una vez se prueban,
no hay modo de ponerlos freno.
De esos, de esos,
deme una docena
que le pago con dinero.
No, querida, no.
Yo no cobro a nadie así.
Ah, pues ... yo creí...
No. Yo lo único que pido
es que firmen un documento.
¿Un documento?
Si. Ahí abajo.
Donde pone "RECIBÍ".
Pues lo firmo y amén.
Sepa usted
que la que me vende, es su alma
y si quiere seguir adelante,
del infierno no se salva.
Y qué más da, señor secretario,
vale más amar un minuto
que morir sin sentir nada.
Eeeeso si, es verdad.
Pues ya está.
Venga acá ese veneno,
tenga usted, la firma echada.
Vaya con Dios, señorita.
Buenas noches, caballero
y muchas gracias.
COMUNERO