UNA CENA ROMÁNTICA
La noche más romántica,
una noche de glamour.
Una noche llena de sex-appeal,
y un restaurante con cortinas de tul.
Mi plato, tu plato,
dos velas puestas
una a cada lado.
Encima una carta,
el menú que nos habían colocado.
Y por encima, nuestras miradas
no dejaban concentrarnos.
¿Qué pedimos?
Lo que quieras.
Elige tu y me pides lo mismo.
Jjajaja.
Mis manos temblorosas
a penas podían levantar el vaso
mientras tu sujetabas la botella
de vino rojo achampañado.
Tu y tu delicadeza,
yo bebiendo acalorado.
Tu y el reflejo de aquellas dos velas,
yo y el camarero con su libretita a mi lado.
¿Han decidido ya?
Glup, no.
Siiiiii, jaja, no le haga caso.
Ah, glup, glup.
Para mí unos espárragos y rissotto de gambas.
Dios, y para mí una tortilla francesa y unas patatas, glup.
Jaja, COMU, no se puede pedir eso.
¿Ah, no? glup.
No ves que estamos en el RICH.
¡Ah, si, si! Pues a ver...
Me puse a leer el menú
y poniendo mi cara de experto, elegí...
Tráigame unos langostinos, unas vieiras y unas cigalas,
y después unos canapés de jamón de pato y unos ahumados.
¿Ahumados de qué?
De pollo, de cerdo, de berenjenas con queso.
¿Algo más?
Si, una ensalada
de lechuga, escarola y berros.
¿Y de postre?
A mí una mousse.
Y a mí una caja de bombones con licor por dentro.
Jaja.
¿Y de beber?
¡¡¡Champán!!! dijimos los dos a la vez.
Y nos reímos todos,
tu, yo, y el camarero de pie.
Tu me dejabas probar de tu plato,
y de los que me trajeron a mí, te dejé.
Al terminar llegó el fotógrafo
y corriendo a tu lado me senté.
Nos cojimos de la mano,
los labios me mojé,
y al besarte sentí como un rayo
como una explosión de calor
de mil sensaciones, no sé lo que fue.
O igual
fue el destello de aquel flash,
o el vino, o el champán,
no sé muy bien.
Yo sentí que tenía alas.
Que tu pecho y mi pecho latían a la vez.
Que el alma se me llenaba
y tus ojos brillaban más que la luna en San José.
Vamos, que si se pudiera parar el tiempo
quisiera que se parara ahí
y que el reloj no corriera
ni un respiro,
ni un suspiro,
ni un momento, ufff... Diooss...
Puede que pasen cien años,
mil siglos o toda la vida de la eternidad en el Edén
y ese solo segundo en tu compañía
quedará grabado para siempre en mi piel.
MMMMMMUUUAAAAAAKKKKKKKKKKKKKK
COMUNERO