TODO VUELVE A SER
Hubo un tiempo
en otro tiempo
que mi sueños
y tus sueños
se hacían realidad
y llegaban más allá
de lo que podíamos creer.
Ese tiempo fue la guinda
de un pastel
que empezábamos a ver
sin importarnos lo que fuera
ni lo que otros dijeran
todo iba viento en popa, super-bien.
Y pasábamos los días
como niños sin malicia
sin pensar en las tormentas
ni en esas malas lenguas
que decían que algún día
nuestros sueños se iban a romper.
Y así fue.
Todo se volvió oscuro.
Nadie hizo nada para que
esos surcos que labramos se torcieran
y cada uno se volviera
de espaldas al "ceder".
Tu mirabas hacia el cielo
yo al suelo
y la senda que pisamos,
aquella por la que los dos paseamos
se quedó sin carteles
para poder volver.
Y quedaron los recuerdos
de unas fechas y amuletos,
de las noches y los días en que tu
y yo,
queríamos que fueran
caricias al atardecer.
Hoy te miro y me levanto
de este banco que esperaba
a que un día nos juntara
y pudiéramos hablar sin más.
Tu te paras asombrada.
Como si fueras a decir algo y sin decir nada
casi todo ya lo sé.
Perdón, perdón,
la culpa fue mía, no,
yo también tuve algo qué ver.
Son cabezonerías.
Peleas sin un sentido.
Un mal gesto, un mal día, un silencio, un YO ENTENDÍ.
Y aquí, sentados en el banco a media tarde,
volvemos a cogernos de las manos,
callados y mirándonos, medio pasmados,
sonriendo y dejando al tiempo
que vuelva a correr.
Segundo a segundo.
Minuto a minuto.
Como en una burbuja,
aislados del mundo,
me río y te ríes
volviendo a decir las mismas tonterías
que decíamos ayer.
La noria del corazón se volvió a poner en marcha
y en el tío-vivo de mi alma,
la música se escucha otra vez.
COMUNERO