LA PERDICIÓN
¿Dónde se habrá metido ésta?
Que ayer estaba tan alegre y tan contenta
y hoy no sé qué pasó que no se la ve
ni viva ni muerta.
¡Ay, Dios! ¿Dónde se habrá metido ésta?
Yo que pensé, ya estamos bien, ya no se puede interponer
ni un rayo ni una tormenta.
Pues bien, no sé que pasó que no se la ve
ni viva ni muerta.
¡Ay, Dios! ¿Dónde se habrá metido ésta?
Me dijo que estaba con mucho trabajo,
que las amigas la llamaban y no podía salir.
Que cuando terminara me diría algo
y desde ayer, no sé que pasó que no se la ve
ni viva ni muerta.
¡Ay, Dios! ¿Dónde, demonios, se habrá ido a meter?
Y yo estoy aquí, y no paro de dar vueltas,
paseo para arriba, paseo para abajo,
algunos me miran y, yo creo, que dicen
-Mírale, pobrecillo, no sabe qué hacer.
Yo no sé qué pasó que no se la ve
ni viva ni muerta.
¡Ay, Dios! ¿Dónde se habrá metido esta mujer?
Por fin un mensaje en el teléfono suena,
NO ME ESPERES DESPIERTO, Y DEJA HECHA LA CENA
EL LUNES VUELVO, ESTOY EN LAS FALLAS DE VALENCIA.
Aaaaahhh, aquí la espero, uyyyy, se va a enterar
cuando entre por la puerta se va a cagar...
¿Qué vas a hacer, alma de cántaro?
Siéntate y a callar y cuando venga a casa
pregúntala que qué tal, que te habías preocupado
que te habías asustado al no verla
ni viva ni muerta.
¡Ay, Dios! Algún día esta mujer me va a matar, jaja.
COMUNERO
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