espiándome callada suspirando cuando escribo y me dices que te vas a la cama!
Es entonces cuando miro de reojo tu figura, vaporosa criatura alejándose por el pasillo.
Y me lleno de amargura y no sé ni qué poner. Te veo dormidita arropada entre las sábanas, calentita, acurrucada, como si pudiera leer lo que sueñas pareces una niña tan buena tan inocente, tan inconsciente, tan tierna que... uuff.
Entonces yo, me desnudo, me pongo el pijama, entro en la cama y me recuesto contra ti te abrazo fuertemente y el calor que te envuelve también me envuelve a mí.
Es bonito estar así. Despertarse a la mañana y sentir que los días son mejores, y las noches tan bonitas, sobretodo si te sientas aquí cerquita y me dices que me quieres.