BELLO DURMIENTE
Fue mi mano
la que su mano cogió,
y sin decirme vamos,
de su mano me llevó.
Y yo me dejé
arrastrar como un ciego
sin saber ni conocer
cuál eran sus deseos.
Subimos al monte
miramos al pueblo
a mí los temblores
me ponían enfermo.
Me miró a los ojos
la miré callado,
me ponía nervioso
pero un beso me dejó clavado.
Joooerr, sentí cosquillitas,
vi estrellas y pajaritos,
se me doblaron hasta las rodillas
con ella, esto era el Paraíso.
Desperté a la mañana siguiente
con margaritas en el pelo
como los bellos durmientes
ya saben, esos de los cuentos.
Dice que soy un REY para ella
pero para mí ella es mi HADA
y aunque no sea una princesa
me enamora por su franqueza
y cada una de sus palabras.
COMUNERO