Tú me gustas total, entera y toda, no por el fuego de tu pelo húmedo, ni por tus senos de canela tibia, ni el pecado del ritmo de tu cadera.
Tú me gustas total, entera y toda, no por tu boca tan intacta al beso, ni por las llamaradas de tu carne que se te está calcinando entre las venas.
Tú me gustas total, entera y toda, no porque eres mía y no me perteneces, ni porque la envidia de los demás la siento como si se tratase de propia envidia.
Tú me gustas total, entera y toda, no porque me la pase junto a ti bebiéndome tu aliento, ni rumiando los pedazos de amor que tú me tiras.
Tú me gustas total, entera y toda, por ese olor a carne que tú tienes; olor de carne de mujer que es tuyo, porque nadie más huele así en la tierra.
Tú me gustas total entera y toda, porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.
Autor del poema: César Díaz Martínez
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