Siempre que acaba un año parece que la ropa se me ha hecho vieja y tengo que volver a lavarme la cara para ver con otros ojos lo que va a venir en el siguiente. Es como si llegara al final de una escalera y de repente, volviera a estar en el suelo y tuviera que subir otra vez. Pero eso si, cada vez que vuelvo a dar un paso hay más cosas en cada peldaño, como si en cada uno se hubiera quedado algo que en otros años se olvidó. Y por un lado es bonito tropezar y recordar, aunque siempre nos queda mirar hacia arriba y seguir. Espero que este año, el 2017, tenga muchos regalos sin abrir, jajaj aunque ya sé que algunos ya los conocemos, pero como nos pasaba de pequeños nos ilusionamos al verlos y queremos soñar.
COMUNERO
*Os deseo unas felices fiestas y un próspero 2017.