Un ojo demasiado inquieto
A Max le dolían los ojos
de tanto smog y aire insano,
se tallaba las pupilas
como quien busca un gusano.
Por error su dedo extrajo
de golpe el ojo derecho,
no le dolió ni hubo sangre
pero gritó: “¡oh, qué he hecho!”
El ojo rodó en el suelo
como una canica extraña
y fue a parar a la esquina
donde espantó a una araña.
El ojo se asustó también
al ver tan cerca al insecto,
quiso gritar: “¡puedo ver!”
y se quedó circunspecto................................................