UN SUEÑO
Anoche soñé contigo. Te acercabas hasta mi cama y por debajo de las sábanas algo suave se mezclaba entre mis pies y mis palabras. Eras como un fantasma que me susurraba al oído palabras de corte amable eran voces tan agradables que me llevaban al desvarío. Tus manos me sujetaban y yo te quería seguir. Te volvías y me mirabas no quería que te escaparas y me sonreías oculta algo tierna, algo suave, algo oscura y algo brillante, como un hada o una bruja que te hipnotiza y no sabes. Noté que te salían alas que volábas como las aves, me subías y me bajabas como en los tíovivos de antes mareándome y pensando ¿A dónde vas? ¿A dónde vamos? Una estrella que lucía al compás de un tambor se apagaba y se encendía como la luz de un farol. Hacia allá, me dijiste, ¿Hasta allá?, dije yo. Si, no te preocupes. ¿Que no me preocupe? Ayy, Dios. Y llegamos a esa estrella y...
(Continuará, jaja, ¿qué tensión, eh?)
COMUNERO
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