Como vimos ayer, el desánimo es un problema frecuente. Comenzará con una
mente desenfocada, pero puede convertirse fácilmente en acusación a los
demás, y llevar a la persona a regodearse en el enojo. Por desgracia, sus
efectos no terminan aquí. Para empezar, si usted considera que la persona
que le falló es la causa de todos sus problemas, eso podría distanciarla de ella,
o incluso ponerle fin a la relación. Además, cuando alguien deja que la
frustración crezca sin ser resuelta, el resultado es una gran pérdida de la
autoestima.
Esto, obviamente, puede ser un serio golpe para su ministerio y sus relaciones
con los demás, ya que a nadie le gusta estar cerca de personas criticonas y
amargadas. A medida que crecen estas presiones, habrá efectos visibles en su
vida personal.
Si usted deja que su mente piense de acuerdo con el desánimo, sus palabras
y sus acciones lo revelarán. Pero la consecuencia más importante del desánimo
será un peligroso extravío en su vida espiritual.
Dios le parecerá distante, insensible o incluso hasta ausente, porque usted ha
levantado unas murallas muy altas a su alrededor. Las cosas que antes eran
los pilares de su vida, como la adoración, el estudio de la Biblia y la oración,
se quedarán fácilmente a mitad de camino. Muy pronto, a usted lo rodearán
sólo sus frustraciones y su negatividad. El desánimo puede destruir las relaciones
y la productividad de un creyente.
No permita que las frustraciones se intensifiquen y afecten tanto su vida.
El Salmo 40.2 es un recordatorio excelente de que el Señor puede sacarle del
lodo cenagoso, poner sus pies sobre peña, y enderezar sus pasos.
Dr.Charles F. Stanley
Revestíos de humildad en vuestro trato mutuo, porque Dios
resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes
1 Pedro 5:5
Cuando "el Dios de toda gracia" (v.10) controla nuestras vidas,
puede transformar los errores en éxitos, el orgullo en humildad,
y el sufrimiento en fortaleza. Ese es el increíble poder de
Dios. Esa es la evidencia de Su gracia.
Cuando uno conoce la gracia desea mostrarla.
Dios nos llene de Su gracia divina,