“Concédeme, Dios mio, serenidad para aceptar lo que cambiar no puedo, valor para cambiar lo que cambiar se pueda, y sabiduría para discernir la diferencia” Dr. Reinhold Niebuhr
Nada justifica que para lograr que algo se concrete tengas que resignar tu serenidad. De hecho, conseguir algo suele ser más sencillo y probable si tus esfuerzos están basados en una actitud calmada y tu espíritu está en paz. Considera cuánto más efectivo podrías llegar a ser si tu energía no estuviese siendo constantemente drenada por el frenesí de tus pensamientos.
La verdadera serenidad no implica ausencia de acción, sino acción con integridad, confianza y una perseverancia rebosante de sentido. El mundo puede estar haciendo remolinos a tu alrededor, en constante ebullición. Sin embargo, tú no tienes por qué entrar en ese ritmo. A medida que más frenética y apurada se vuelve la vida, más sereno e imperturbable deberías tratar de mantenerte. Sea lo que fuere que puedas lograr en un estado vertiginoso y caótico; siendo perseverante, manteniendo la calma y estando en paz podrías lograrlo con mucha mayor seguridad. Cuando enfrentes una vorágine responde con serenidad. Te llevará a un nivel superior de experiencia y concreción.
En la medida en que encaramos las situaciones difíciles, las vencemos. No se trata de ponerse rígido, sino de afrontarlas con serenidad, en adquirir el hábito de hacerlo.
La vida no se trata de maximizar todo, hay que dar luz, espacio, forma, serenidad y alegría.
Glenn Murcutt
La condición esencial del dominio es la serenidad, que permite ver las cosas en su aspecto verdadero y nos impide dorarlas y ensombrecerlas según sea nuestro humor.
Yoritomo Tashi
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