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“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (6) el Devocional Hablado
Esta declaración de Jesús no se presta a ningún equívoco. Es clara, corta y contundente. Pero también es profunda e ineludible. En efecto, Jesús no vino a mostrar un posible camino hacia Dios; él mismo es el camino para ir al Padre. Jesucristo no ofrece una posibilidad de salvación entre otras igualmente válidas, sino que se presenta como el único Salvador. ¿Es el Salvador del lector?
Mucha gente busca la verdad, pero como hay tantas religiones y sectas que dicen poseerla, ¿cómo saber quién tiene razón?
La respuesta es sencilla. La salvación no se halla en una «iglesia» y menos en una secta, sino en una persona: Jesucristo. Él es el camino para ir al Padre, porque él mismo vino del Padre. Él es la verdad, porque revela a Dios en su esencia, que es luz y amor. Él es la vida, porque dejó la suya para que nosotros podamos recibir su vida nueva de Hombre resucitado.
Puesto que Jesús es el camino, debemos seguirlo; por ser la verdad, debemos creerla; y puesto que es la vida, debemos recibirla. Emprender este camino exige que uno se aparte de «su propio camino» para volverse hacia Jesús: es la conversión. Entonces, el que cree recibe la vida mediante un nuevo nacimiento espiritual; y esta vida debe ser alimentada por la Palabra de Dios.
Nota: En los próximos días meditaremos estas declaraciones útiles para fortalecernos.
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