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Tener compasión el Devocional Hablado
En una alfombra del edificio público de las Naciones Unidas en Nueva York, están tejidas las palabras del poeta persa al-Din Saadi, quien vivió en el siglo XIII: «Todos los hombres son creados de una única esencia. Si uno sufre, los demás no pueden permanecer en paz. Ustedes que son indiferentes a los sufrimientos ajenos, no merecen ser llamados humanos».
Estas palabras nos recuerdan una enseñanza repetida varias veces en la Palabra de Dios: el llamado a la compasión. En el Antiguo Testamento, ser justo no sólo es abstenerse de obrar mal; también es ser sensible a la angustia de otro y actuar para socorrerlo. La compasión es el verdadero resorte de todo lo humano.
El Nuevo Testamento no está compuesto por simples reglas morales, sino que nos muestra una vida, la misma vida de Jesús. Al recorrer los evangelios, leemos que Jesús tuvo compasión. Él, el Hijo de Dios, se hizo hombre para acercarse a nosotros y manifestarnos la compasión de Dios. Jesús no sólo habló, sino que obró y hasta dio su vida por amor. En el resto del Nuevo Testamento esa vida se expresa por medio de los que creen en Jesús.
Cristianos, aprendamos a preocuparnos por los demás viendo sus dificultades y sufrimientos. Pero ante todo, hagámonos conscientes de su urgente necesidad de Dios.
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