Lunes 31 de agosto del 2009
Gracias, Dios, por los sueños cumplidos.
Sueño cumplido
Hacer realidad un sueño y lograr una meta tienen sus recompensas. Mas, a menudo, es el viaje hacia el logro lo que satisface la sed interna de aprender y expander nuestros horizontes.
Cualquiera que sea el viaje en el que estoy hoy, pienso disfrutar cada momento de él. Acepto que cada encrucijada es un cambio de dirección que me ofrece la oportunidad de enriquecer mis experiencias.
Al dar gracias a Dios por todo —por cada lección aprendida, por cada sueño hecho realidad— avivo mis esfuerzos. Contribuyo con Dios al compartir mi creatividad y mis habilidades, mis ideas y mi tiempo para mejorar las vidas de los demás.
“De allí navegaron a Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido.”—Hechos 14:26
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