El hombre, verdadero microcosmos, no salió de la infinita Potencia Creadora de Dios tal cual hoy es, salió bello y perfecto, con el reflejo de un alma, soplo de la Potencia Divina, y por lo tanto libre y responsable de sus actos, capaz de dominar a la materia y de moverse libremente en los horizontes infinitos de la eternidad divina y de adentrarse y salir de los confines de la naturaleza humana para alcanzar y tocar con su espíritu las infinitas bellezas y gozos de la Trinidad Divina... y todo esto mientras estaba en espera de poder entrar en la Casa del Padre Común, el Paraíso.
Pero un día, el más triste entre todos los días, fue rozado por la oscuridad del Infierno, hecha de odio y de rebelión y, por su culpa, se hundió en la rebelión y en el odio, de lo cual jamás habría salido si el Amor de Dios Creador no le hubiera asegurado la salvación por obra de una Niña Madre del Verbo eterno, Redentor de la humanidad.
El alma en pecado está muerta a la Vida Divina, por lo que no podrá ya ver, poseer o gozar de Dios... causa por la que el cuerpo está sujeto a una serie innumerable de males... deformaciones, enfermedades, violencias, guerras, crímenes, calamidades de todo género. Por lo cual el alma, que compenetra, informa y da vida al cuerpo, estando ya contagiada, contagia del propio mal al cuerpo, en el que tienen asiento los sentidos, y así la "vida espiritual" y "material" del hombre es capturada entre las espiras del mal y debilitada hasta tal punto que basta un pequeño empujón para hacerlo caer, y para provocar el pequeño empujón están o el Príncipe de las Tinieblas o alguno de sus satélites siempre dispuestos a hacer saltar el muelle de la tentación.
Herida así la naturaleza humana en Adán y Eva, así ha quedado herida mortalmente toda la humanidad, consecuencia tremenda que ha dado origen, como en una reacción en cadena a otros innumerables males… primero entre todos, la pérdida de los dones sobrenaturales, porque destruida la amistad entre Dios y la Humanidad, ha venido por ello la pérdida del Paraíso, de la inmortalidad y de todos los demás dones extranaturalespor lo que el hombre de rico que era... sevolvió pobre; de libre Hijo de Dios, se ha vuelto… presa y esclavo del Demonio, sujeto por consiguiente a todos los males espirituales y materiales.
Finalmente hay una Voluntad permisiva, que también debe ser aceptada, confiando en la Bondad, en el Amor, en la Sabiduría de Dios.
Dios no quiere las calamidades y las desgracias que afligen a los hombres. Nosotros los hombres, las provocamos con nuestra perversión, con nuestra rebelión a las leyes divinas y naturales.
Dios permite estas desgracias para la realización de un designio suyo de misericordia y de justicia, a fin de sacar un bien espiritual para las almas.