Cómo crear límites para personas dependientes!!!

Imagínese como se vería y  se sentiría usted con un pulpo alrededor de su cuerpo. Un inmenso brazo cubre su cabeza, y los siete restantes le rodean el pecho y las piernas. La relación es maravillosa para el pulpo, que consigue un paseo gratis y muchísima atención .

 Por otro lado, ¿en qué le beneficia a usted el arreglo? Su amigo se le cuelga con sus 1.000 ventosas, dejándole marcas antiestéticas.

 A usted le encanta la criatura, pero estar cargando con ella/el es una verdadera molestia.

Bueno, ¿y qué si su criatura fuera humana? Lo más probable es que todos nosotros tengamos una de ellas en algún momento de nuestras vidas, exigiéndonos lo mejor de nuestro consejo, tiempo o atención, y ofreciéndonos nada a cambio.

 Ésta es, por ejemplo, la mujer que siempre vive con una crisis que sólo nosotras entendemos; el hijo adulto que generalmente está sin un céntavo y necesita de la ayuda económica de sus padres; o colega de trabajo que no puede terminar un proyecto sin que todos los días se le den ideas y orientación.

 Pero cuando los papeles se invierten y necesitamos que alguien nos ayude en una emergencia, estas personas que se aprovechan de nosotros están demasiado atareadas, o son demasiado pobres, o están demasiado ocupadas consigo mismas para devolver el favor.

El pulpo humano es especial en el sentido de que su mala conducta depende de nuestra buena voluntad y tolerancia. Cuando sacamos  a alguien de su dificultad, nos convertimos en consentidores, en personas que hacen posible que una persona dependiente siga dependiendo de los demás.

Hace poco presencié un programa "realista" de televisión sobre una mimada cantante de pop. Se quejaba de que su nuevo esposo no recogía las ropas de ella de donde las había tirado, por lo que el piso se había convertido prácticamente intransitable.

 Durante toda su vida, uno de sus padres, un representante o un vividor se había ocupado de arreglar su desorden, y ahora estaba verdaderamente perpleja, sin saber cómo hacer llegar su ropa del piso al cesto de la ropa sucia.

Al comienzo, la seguridad puesta en él hace que el consentidor se sienta especial, competente y digno de confianza.

 Pero, ese invariable ciclo de crisis-solución-crisis-solución se vuelve frustrante y a menudo desagradable. Según Gálatas 6:2, el sobrellevar las cargas de los otros es parte fundamental de nuestra vida cristiana, pero apenas tres versículos más adelante está la sencilla frase: "porque cada uno llevará su propia carga". El Señor nos ha equipado para que seamos responsables de nuestras acciones y sus consecuencias.

Por supuesto, nadie es una isla, capaz de hacerlo todo solo, pero cuando alguien se convierte en peninsular de nosotros debemos poner límites. "El concepto de límites surge de la misma naturaleza , "Dios se define a Sí mismo como un ser separado, distinto, y responsable por Sí mismo. Él define y se hace responsable de Su personalidad al decirnos lo que piensa, siente, planea, permite y no permite, le gusta, y le disgusta". Podemos hacer las cosas que Dios ha prohibido, pero perdemos la comunión con Él cuando cruzamos Su límite, la línea que indica lo que será tolerado en la relación.

¿Recuerda la cantante pop? La mayor parte de su perorata estuvo dirigida a su nuevo marido que no se preocupaba por el piso inundado con sus prendas de vestir. Al poner él sus propias ropas en la lavadora, y

no las de su esposa, trazó una línea que decía: "Yo no voy a ocuparme de tu desorden. Si te niegas a retirar tus cosas, tendrás que tener una casa desordenada".

Unos límites bien establecidos contendrán una combinación de expresiones: una declaración de nuestra responsabilidad o la negativa de aceptar la responsabilidad, un claro ejemplo de la conducta problemática y de sus consecuencias si ésta persiste ("Si tú no separas tu ropa clara de la oscura, no te lavaré tus cosas"), o la transferencia de la responsabilidad a la persona dependiente ("Siento mucho que tu lavadora se haya descompuesto de nuevo, pero estoy segura de que encontrarás una solución para tener tu ropa limpia").

Esté preparado para la ira, el resentimiento o los intentos deliberados de la otra persona por ir más allá de la línea límite.

Es difícil resistir a: "Mamá, si no me prestas algo de dinero, no creo que pueda hacer el viaje a casa en Navidad", o "No puedo creer que no vas a ayudarme a preparar mi informe de finanzas, ¿Es que no quieres que me asciendan en el trabajo?"

 El pulpo humano es una criatura empeñada en poner dificultades sobre nuestros hombros; el poner sobre nosotros sentimientos de culpa, demostrando que se siente herida (o), y recurriendo a las amenazas,  que son parte de su arsenal. El ser valientemente consecuentes con los límites que hemos fijado vale la pena, pero muchas veces una tarea muy difícil.

Dios nos hizo para  desarrollar una relación compasiva capaz de brindar ayuda en tiempos de alegría y de sufrimiento. Ocasionalmente, habrá alguna persona con necesidades que vengan a nuestra vida, exigiendo que nos hagamos responsables de sus cargas pero sin que ella se interese por las nuestras. Unos límites firmemente trazados nos protegerán de ser explotados. Ellos también nos resguardarán de la fatiga, el estrés y la frustración de tener que estar cargando con un pulpo humano.

Examina cuantos pulpos hay a tu alrrededor y sigue el consejo sabio,Prov.1:5.

Es la unica manera de obtener sabiduria, Prov.24:3 y salir triunfantes de esto.

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