«En esta entrega podrá advertirse que el fútbol tiene preeminencia sobre otras manifestaciones deportivas. Y es que fue una de las primeras en enraizarse, difundirse y organizarse algunos años después de que en 1846, en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, fuera elaborado el primer código del que se convertiría en un maravilloso y apasionante juego, atrapando a multitudes hasta en los más recónditos confines del mundo.»1
Así reseña el fútbol Pedro Fernando Rivero Jordán en su capítulo sobre el deporte «Del “Foot-ball” y de otras prácticas» en el compendio histórico del siglo veinte titulado El espíritu de un siglo, que publicó El Deber: Diario Mayor de Bolivia, con sede en Santa Cruz de la Sierra. Rivero Jordán posteriormente ocuparía el puesto de director ejecutivo del periódico y publicaría su tercer libro sobre el fútbol.
En 1927, ochenta y un años después de la aparición en Inglaterra del primer código del fútbol, se elaboró el primer reglamento del fútbol en Santa Cruz, Bolivia. En ese reglamento del fútbol cruceño se encuentra el siguiente estatuto para los jugadores: «No dejéis de jugar mientras no suene el pito, y una vez pronunciada la decisión del “referee” (árbitro), no lo importunéis para que la revea ni lo molestéis con observaciones, porque nada conseguiréis».2 Al leer este serio decreto a tono con los documentos jurídicos castizos de la época, los fanáticos del fútbol no podemos menos que sonreír por lo gracioso que nos suena en la actualidad.
Así como «el fútbol tiene preeminencia sobre otras manifestaciones deportivas», también el verdadero cristianismo tiene preeminencia sobre otras manifestaciones religiosas. Esto se debe a que Jesucristo, el prototipo del cristianismo, tiene la preeminencia en todo.
Don Pedro Rivero Mercado, director de El Deber, quien fue designado Embajador de Bolivia en Francia, dice en su presentación al libro El espíritu de un siglo: «El presente resumen periodístico nació con la idea de inmortalizar un poco de este preciado tiempo por medio de tinta, sudor y papel.»3 Así mismo Dios el Padre celestial, director de la empresa editorial más importante de todos los siglos, quien designó a su Hijo Jesucristo como embajador del cielo en la tierra, bien podría decir a modo de presentación de la Biblia que es un resumen periodístico que nació con la idea de inmortalizar, por medio de tinta, sudor y papel, ese preciado tiempo que Él vivió entre nosotros. Porque lo hizo a fin de que, mientras no suene la trompeta final, nos conduzcamos en este maravilloso y apasionante juego de la vida conforme a su Reglamento Sagrado, conscientes de que Él es el juez de toda acción en el campo de juego, el árbitro de toda decisión, y de que una vez que pronuncie su decisión sobre nuestro destino eterno a la luz de nuestras jugadas temporales, nada conseguiremos con interponer un recurso de apelación, pues su decisión será irrevocable.
|
1 |
Pedro Rivero Jordán, «Del “Foot-ball” y de otras prácticas», 1900-1999: El espíritu de un siglo, El Deber: Diario Mayor (Editorial Santa Cruz: Santa Cruz, Bolivia, 2000), Siglo XX: Santa Cruz (Deporte), p. 80. |
2 |
Ibíd. |
3 |
Pedro Rivero Mercado, 1900-1999: El espíritu de un siglo, El Deber: Diario Mayor (Editorial Santa Cruz: Santa Cruz, Bolivia, 2000), p. 1. | |