No hay semejante a ti, oh Señor; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío… él es Dios vivo y Rey eterno. Jeremías 10:6-10.
Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús. 1 Tesalonicenses 1:9-10.
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