Aceptación
Dios me acepta, y yo acepto a los demás al aceptarme a mí mismo.
La Regla de oro me aconseja tratar a otros como me gustaría ser tratado. Jesús dijo que amáramos a otros como nos amamos a nosotros mismos. Sigo estas enseñanzas y practico la aceptación. Acepto mi unidad con Dios como el regalo máximo, y sé que soy amado incondicionalmente.
Acepto la diversidad de creencias, costumbres y prácticas como recordatorios de que cada uno de nosotros es una parte única del todo de la creación. Soy tolerante y comprensivo para establecer un vínculo mayor con cualquier persona con quien me encuentre.
Sigo el ejemplo de Jesús, acudo y confío en el Espíritu Santo. Recibo Su guía y dirección al aceptarme a mí mismo y a los demás, tal como Dios nos creó.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, ... y a tu prójimo como a ti mismo. —Lucas 10:27
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