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Un dios a Nuestra Imagen para ESCUCHAR ...haga clic aquí...
Varias veces la Palabra de Dios nos advierte solemnemente para que no nos hagamos un dios a nuestra imagen. Dios nos prohibe hacer un ídolo o una representación de la divinidad. La mayoría de los pueblos, desde la más lejana Antigüedad, se entregó a esta práctica, haciendo toda clase de estatuas. Aun el pueblo de Israel, a quien Dios habló desde un principio por medio de Moisés, no escapó de este pecado y fabricó un becerro de oro.
Quizá pensamos que esta exhortación ya no nos concierne hoy en día. Sin embargo, hacer un dios a nuestra imagen también significa tener de Dios una concepción humana, es decir, asignarle a Dios nuestros sentimientos y pensamientos, hasta nuestras debilidades. Nos hacemos una idea de Dios a la imagen de lo que somos, sin preocuparnos por lo que Él es.
Quizás usted diga que es imposible saber quién es Dios verdaderamente. Sin embargo, Jesucristo estuvo en la tierra como hombre, y Él es la imagen de Dios. Jesús reveló al Dios invisible durante toda su vida. Cuando leemos los evangelios que relatan la vida de Cristo aprendemos a conocer a Dios y somos guardados de hacernos una falsa idea de Dios. El amor y la verdad son dos caracteres esenciales de Dios que Jesús manifestó. El amor de Dios perdona al culpable arrepentido y lo introduce en una feliz relación con Él. La verdad de Dios tiene que juzgar cada pecado de los creyentes, pero Cristo soportó el juicio por ellos en la cruz.
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