Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo… Así que ya no eres esclavo, sino hijo. Gálatas 4:6-7.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:29-30.
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