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La Manta Especial para ESCUCHAR ...haga clic aquí...
En el tiempo en que se perseguía a los cristianos en Rumania, uno de ellos fue especialmente vigilado porque desplegaba una gran actividad en el servicio de evangelización. Como sospechaba que iba a ser arrestado próximamente, huyó a la montaña.
Era invierno y por la noche los lobos se acercaban al refugio que había descubierto, pero él tenía más miedo de los hombres que lo perseguían. Una noche especialmente fría, como no lograba calentarse, oró: –Señor, ya no puedo resistir más el frío. Una manta me haría mucha falta… Sin embargo, agotado, se durmió.
Se despertó cuando apenas despuntaba el día. Al incorporarse en su cama de hojas secas, un animal tendido a su lado se levantó muy rápido y desapareció bajo los árboles. ¿Qué animal había pasado la noche apoyado contra él? ¿Un perro salvaje, un cachorro de lobo o quizás un oso? Él lo ignoraba, pero esto no le importaba. Dios había respondido a su oración y le había enviado una manta para abrigarlo.
“A Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria… Amén” (Efesios 3:20-21).
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