|
Dos Centuriones en el Evangelio (2 de 2) para ESCUCHAR ...haga clic aquí...
El segundo centurión que se encuentra en los evangelios es el jefe de los soldados que vigilaban la crucifixión de Jesús y de los dos malhechores.
Quizá fue él quien dejó a sus soldados burlarse tan cruelmente de Jesús, escupirle y golpearle la cabeza. Sin duda no era la primera vez que participaba en tal ejecución, pero esta vez no ocurrió como de costumbre. Ahí se hallaba un Hombre con una nobleza fuera de lo común: no respondía a las injurias, oraba por sus verdugos, pensaba en su madre, la cual confió a uno de sus discípulos, y alentó a uno de sus compañeros de suplicio.
Después, en pleno mediodía, el sol se ocultó hasta que aquel que fue crucificado como “el rey de los judíos” exclamó solemnemente: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. Luego, mientras el sol volvía a aparecer, dando una gran voz, Jesús expiró, cuando en general los crucificados morían por asfixia y no tenían aliento para expresarse. Finalmente un terremoto sacudió las rocas y aterrorizó a los que presenciaron tal escena.
Entonces el centurión reconoció ante todos: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”. Hasta el final los jefes religiosos se endurecieron en su odio contra Jesús y rehusaron reconocer quién era él. En cambio este soldado, a pesar de estar muy alejado de la religión judía, admitió las cosas como eran: sus ojos se abrieron ante la grandeza del Hijo de Dios hecho hombre. ¿Quién es Jesús para usted?
|