Los jardineros siembran los bulbos de primavera en el otoño antes de que la tierra se congele. Estos bulbos necesitan estar expuestos a temperaturas frías para florecer. Sus retoños anuncian la llegada de la primavera y el cumplimiento de un ciclo ordenado que comenzó bajo tierra, más allá de mi vista.
Los deseos, las metas e ideas que tengo en mi mente son como esos bulbos de primavera. Cuido de ellos y los sustento con pensamientos positivos. Creo en mis sueños y en el poder morador de Dios que me ayuda a lograrlos.
Al dar cada paso según la inspiración divina, aquello que anhelo comienza a tomar forma a su debido tiempo. Logro los deseos de mi corazón con perseverancia y fe, permitiendo que el orden divino obre por medio de mí.
Que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.—Salmo 143:10
Jesús nos dijo que el reino de Dios está en nosotros. Esa comprensión desarrolló su naturaleza crística, y él vivió tan cerca de esa Verdad que se convirtió en su expresión perfecta. El término Cristo se refiere a la idea del ser humano en la mente de Dios. Es un concepto más que una persona.
Cuando Jesús sanaba a la gente, él invocaba su naturaleza divina —su naturaleza crística. La gente dejaba de identificarse con su enfermedad y despertaba a su Verdad: que su naturaleza verdadera era Dios. Aunque pueda experimentar dolor o enfermedad, sé que he sido creado de la sustancia divina. Invoco mi naturaleza crística con fe en que seré guiado por el camino correcto y perfecto hacia la curación.
Pero Jesús se volvió a mirarla y le dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado”. Y a partir de ese momento la mujer quedó sana.—Mateo 9:22
Puedo decirles a los demás que tengo fe, pero los hechos hablan más fuerte que las palabras. Si continuamente cuestiono y dudo todo, no estoy reflejando a una persona que tiene fe. Al llevar una vida llena de fe, encuentro mayor paz, gozo y amor en todo lo que pienso, digo y hago.
Si tengo un reto de salud, oro con fe en que soy sano y estoy bien. Si tengo una decisión importante que tomar, confío en que soy guiado a mi bien. Escucho al Espíritu en mí y avanzo con fe según la guía que recibo.
Orar por una necesidad en particular es fácil. Mas tener confianza absoluta en el poder y la presencia de Dios requiere fe. Llevo mi vida con fe en Dios —la Fuente y el Creador de todo.
Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe … ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes?—2 Corintios 13:5