La presencia de Dios está por doquier. Por tal motivo, todo lo que sucede en mi vida ocurre dentro del orden divino. Dejo ir la preocupación y el temor porque confío en lo Divino en mi interior. Si siento miedo, puede que no tenga mi atención centrada en Dios. Al dejar ir el estrés y la tensión, y confiar en Dios, disfruto más de la vida.
Dejo ir pensamientos negativos y temerosos y lleno ese vacío con pensamientos de Dios. Utilizo afirmaciones que me ayuden a mantener mi mente en la fe. Al liberarme del estrés y de la ansiedad disfruto de un estado de paz. Mi cuerpo descansa, y sé y confío en que todo está bien. Partiendo de este lugar de calma, respondo a la vida con facilidad y gracia.