A menudo, oro por mis familiares y amigos, mas hoy expandiré mi círculo de oración para incluir a toda persona en el planeta. Al orar por otros, recuerdo que todas las personas son una con Dios, e imagino que todos despertamos a esa verdad. Visualizo que el gozo se expande en los corazones de cada persona en mi casa, comunidad, ciudad, país y en todo el mundo. Imagino el planeta resplandeciente de amor.
Cada vez que oro por otros de manera amorosa y afirmativa, recuerdo conscientemente que estoy unido a ellos por el vínculo que compartimos en Dios. Llevo esta conciencia a mis interacciones, y los efectos positivos de la oración se extienden por medio de mí para bendecir al mundo.