Perdonar
Perdono y soy libre.
De vez en cuando, no nos comportamos lo mejor que podemos. Cuando me doy cuenta de ello, en vez de juzgar recuerdo las palabras de Jesús: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Gracias a la presencia crística en mí, veo más allá de mi comportamiento, o del de mi hermano o hermana, y oro. Oro para ser capaz de aceptar la paz que me ofrece el perdón.
Sé que los errores ocurren al no ejercitar los dones de Dios de sabiduría y comprensión. En esta conciencia, perdono. Asumo responsabilidad por lo que he hecho y hago lo que pueda para corregirlo. Pero más importante que eso, acepto el poder del amor redentor. Al perdonarme y perdonar a los demás, soy libre. El Cristo morador ha despertado en mí.
Ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda.—Mateo 5:24
|