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General: La Rosa Azul
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De: Aridita (Mensaje original) |
Enviado: 12/06/2009 15:24 |
La Rosa
Azul
Cuenta la leyenda, que un rico comerciante alentado por una fiel
sirvienta, de los amores de Elisa su única hija, hacia Roberto el hijo del
panadero del pueblo, envió a la muchacha a la casa de unos parientes. Alertando
a los mismos de que cualquier nota o carta que intentase enviar que no fuese
dirigida a el, fuese destruida sin que ella lo supiese. La Muchacha partió una
tormentosa noche, después de haberse jurado horas antes amor eterno con Roberto,
y prometiendo escribirse diariamente, puesto que desconocía el tiempo que habría
de pasar en casa de sus parientes. Una semana más tarde de la
partida de Elisa, el padre empezó a divulgar rumores sobre una relación de su
hija con el hijo de unos viejos amigos de la familia. Destrozado el pobre
Roberto y con la imposibilidad de poder descubrir la verdad, partió del país en
busca de fortuna y con la esperanza de olvidar a la única mujer que había
amado. Mientras tanto la enamorada Elisa seguía escribiendo diariamente a su
dulce amor, desconociendo que sus cartas eran destruidas a las pocas horas.
Extrañada de no recibir correo de Roberto, envió una carta a su padre,
pidiéndole que la dejase regresar a casa. Unos meses mas tarde, Elisa
feliz y enamorada volvía a su hogar. Espero durante unos días a que Roberto
hiciese aparición por los jardines de la villa, pero su amor no venia. Extrañada
por la ausencia de Roberto, Elisa pregunto inocentemente a su padre por las
buenas nuevas del pueblo. El padre comenzó detallando las buenas ventas de sus
productos, los viajes que había realizado en su ausencia, y los muchos de
regalos que la esperaban en la bodega. Luego le relató los acontecimientos
principales que habían acontecido en el pueblo, la boda del hijo del alcalde, la
muerte del zapatero, la llegada la mundo del hijo del tabernero, y por ultimo
que el joven Roberto había marchado del pueblo en busca de fortuna, y que por lo
que comentaban los lugareños, había conocido a una muchacha, y se había casado.
Cuando Elisa escucho que su amado Roberto se había casado creyó morir, la
pena se instalo en su mirada y ocultando las lágrimas a los ojos de su padre,
marcho a la alcoba, donde dio rienda suelta a su dolor. Pasaron los días, y Elisa
empeoraba, se negaba a comer, e incluso a pasear por el jardín, encerrada en la
alcoba día tras día, sin mas contacto con el mundo que las visitas de su padre
para preocuparse cada día un poco mas por el estado de su hija. Viendo que el
dolor la estaba matando, decidió ir en busca del joven y consentir los amoríos
de ambos, pero la vida a veces da giros insospechados, y cuando hallo al joven
Roberto, en verdad se hallaba casado y muy bien situado económicamente. Roto de
dolor por haberle causado tal aflicción a su dulce hija volvió al hogar, con
muchos regalos para la joven, pensando que estos alegrarían el corazón de la
misma. Pero ni los regalos, ni las joyas o vestidos, hicieron que Elisa volviera
a sonreír. Unos días mas tarde la joven cayo enferma, el padre mando llamar a los
mejores médicos de la provincia, pero ninguno hallaba la causa del mal que
consumía a la joven. Desesperado el padre mando llamar a los más ilustres, pero
tampoco estos daban con la causa de su mal. Atormentado con la idea de que
Elisa moría por su culpa, el padre partió hacia lugares lejanos, con la
esperanza de encontrar un remedio para el mal de Elisa. Y en una recóndita isla,
un anciano del lugar después de escuchar la historia del comerciante sobre la
enfermedad de su hija, le respondió: 'Su hija parece que sufre de pena de amor,
y si no consigue que olvide a ese joven, esta pena la destruirá' -Eso quisiera- contesto el atormentado padre - pero por mas
que hago no consigo ni una mínima sonrisa, sus ojos están muertos, es como si no
viesen el presente. Elisa vive en un mundo al cual yo no puedo
acceder. - Vaya al monasterio de la colina,
cuente su historia al abad y este le dará un remedio- contesto el
anciano Sin pensarlo dos veces el padre
emprendió el camino hacia el monasterio, y una vez allí, pidió audiencia con el
abad del mismo. Este después de escuchar el relato, le pidió que le acompañara
hasta el jardín. Pasearon por los hermosos jardines en silencio, hasta que se
detuvieron frente a un hermoso rosal, de rosas azules. El abad con mucha ternura
cortó una de las hermosas rosas y se la entrego al comerciante. - Regálele esta
rosa a su hija - dijo- cuando respire el perfume de la rosa el dolor que habita
en su corazón desaparecerá. - ¿El perfume
de la rosa? -pregunto extrañado el padre. -
Si - Esta hermosa y extraña rosa es conocida por la Flor del Olvido, y solo
actúa sobre aquellos que en verdad han amado más que a su vida misma. No pierda
mas tiempo aquí, y corra hacia Elisa cada segundo que pasa es vital para
ella. El
padre partió de inmediato hacia su hogar. Al llegar al mismo, se encontró a toda
la servidumbre cabizbaja y llorosa, pensando que ya era demasiado tarde, y con
el corazón destrozado, subió hacia la alcoba de Elisa, encontrándola postrada en
la cama, con la cara pálida como de cera, y hermosa como un lirio. Arrodillado a
su lado lloro desconsolado, inclinándose ante ella para depositar un beso en su
frente, noto la calidez de una entrecortada y lenta respiración. Alegrado por la
idea de que Elisa aun vivía, cogió la rosa, y la acerco a su nariz, y a medida
en que la joven iba respirando la fragancia de la rosa, el color volvía a sus
mejillas, mientras el de la hermosa rosa desaparecía, hasta volverse
negra. Elisa abrió los hermosos ojos verdes, y sonriendo a su padre
le beso. No recordaba nada de su pasado amoroso, volvía a ser la traviesa
chiquilla llena de vida que hacia las delicias de su padre.
Deseo que les guste..Un placer esrar aqui.
Aridita
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¡HOLA ARIDITA!
¡EL PLACER ES PARA MI!
Y CLARO QUE ME GUSTÓ!
ES MUY GRATO TENERTE EN ÉSTE ESPACIO, SOMOS UN GRUPO QUE DESEAMOS UNA AMISTAD PARA COMPARTIRNOS Y APRENDER UNAS DE LAS OTRAS, CUANDO PUEDAS CUÉNTANOS DE TI Y MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRNOS ÉSTA GRAN HISTORIA DE AMOR,
¡HASTA PRONTO, DIOS TE BENDIGA AMIGA!
RECIBE UN ABRAZO Y BESITOS
MINERVA EUNICE
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